Re-Wirth (2ª parte)

La segunda entrega de como Wirth volvió a la vida....

La información recibida unos minutos antes fue difícil de digerir, y no sólo por el traumático hecho de morir agónica y dolorosamente en un mar de llamas. El proceso que había experimentado era imposible; al menos él lo había creído hasta ahora; además de ser irónicamente perverso. Ahora el alma de Wirth poseía otro cuerpo.
En la sala, junto a él apareció una figura femenina. Ella le puso las manos encima de sus hombros, cogiéndolos con ternura.
-Últimamente te escondes bien, suerte que te he encontrado. Aunque deberías ser tu mismo él que me buscara sabiendo lo que he pasado.
Él, casi aún sin escucharla, la miró confuso. La reconoció. Se incorporó y le cogió las manos. Ella sonrió.
-¿No me digas ahora que ver tanto fuego te ha mareado?, ¿No te estarás ablandando con la edad?.
-No, estoy bien, sólo un poco confuso. ¡Pero muy contento de que te encuentres bien! ¿Cómo estas? ¿Cómo saliste de allí?
-¡Perfectamente! Aunque debo reconocer que el pardillo aquél era valiente y se sacrificó para salvarme. Dudo que lo hubieras hecho tú.
-¿Pardillo?- Balbuceó Wirth con la voz entrecortada.
-Por mucho que te hagas el despistado apostaste mal. He conseguido que Wirth coma en la palma de mi mano y de no ser lo sucedido lo habría hecho bailar como una marioneta. Ahora te toca pagar y a mi me toca disfrutarlo…. - dijo lascivamente.
Las palabras que escuchaba se repetían una y otra vez su mente… Estaba atónito pues había dado su vida por ella.
En esas condiciones un brujah cualquiera habría explotado de rabia y manifestado físicamente su estado. Pero eso nunca pasó. Algo había cambiado y él no era el mismo Wirth. En lugar de eso su odio se condensó en su interior, creando un profundo rencor.
Cambió de cara, dibujando una sonrisa perversa; la cogió entre sus brazos y le susurró al oído mientras con la mano derecha hundía un cuchillo en su corazón:
-Adiós cariño, ¿no me reconoces? Soy Wirth.

Ahí restó Wirth, al lado de un cuerpo tendido, enfundado en un cuerpo que no era el suyo y buscando alguna razón para vivir. Entonces entró Don Vitto.
-Tus amigos te esperan fuera.-y mientras miraba el cuerpo- Por cierto, muy bonita tu amiga.
-Es un vampiro poderoso, seguro que su sangre le va a ir muy bien. Sólo asegúrese que acaba bien muerta.
-No te preocupes Wirth, me ocuparé de eso personalmente.
Salieron de la habitación, él aún atónito por los últimos acontecimientos y Don Vitto con una incómoda sonrisa.